La ambición de la Comisión en materia de agricultura de carbono sólo entierra el problema, advierten las partes interesadas

La comunicación de la Comisión Europea sobre los ciclos sostenibles del carbono, que promete una nueva fuente de ingresos para los agricultores, recibió el miércoles (15 de diciembre) una tibia respuesta del sector agrícola, mientras que las ONGs la criticaron por dejar libres a los verdaderos contaminadores.

En un intento de aumentar la eliminación de carbono de la atmósfera, la esperada comunicación establece acciones para apoyar la agricultura de carbono y mejorar el modelo de negocio para recompensar mejor a los gestores de la tierra por el secuestro de carbono y la protección de la biodiversidad.

En la actualidad, no existe ninguna herramienta política específica para incentivar de forma significativa la eliminación de carbono y la protección de las reservas de carbono.

Sin embargo, esto no ha impedido a las empresas y a algunos ciudadanos particulares comprar eliminaciones de carbono de la tierra en los mercados voluntarios de carbono para compensar su huella climática residual.

Para solucionar este problema, la Comisión tiene previsto proponer un marco normativo de la UE para la certificación de las absorciones de carbono antes de finales de 2022.

De este modo, la comunicación señala que las iniciativas de agricultura de carbono deberían contribuir a almacenar 42Mt de CO2 en los sumideros naturales de carbono de Europa para 2030, convirtiendo la agricultura en un sector estratégico clave para alcanzar los objetivos de neutralidad de carbono de la UE.

En su intervención en la presentación de la estrategia, el vicepresidente ejecutivo de la Comisión, Frans Timmermans, calificó la eliminación de carbono de «vital» para mantener los compromisos climáticos de la UE a su alcance.

«La eliminación de carbono crea nuevas oportunidades de negocio […] para los agricultores, los silvicultores y otros gestores de la tierra», dijo.

Añadió que podrían beneficiarse de una nueva fuente de ingresos a cambio de implantar prácticas agrícolas de carbono y almacenar carbono en el suelo, los árboles, los arbustos, los humedales y las turberas.

El comisario holandés responsable de la puesta en marcha del Green Deal también señaló que estas prácticas son «también grandes para la naturaleza y para la sostenibilidad de nuestro suministro de alimentos».

La comunicación sienta las bases para preparar las normas necesarias para garantizar que las eliminaciones de carbono sean «creíbles y tengan el efecto deseado», añadió.

El Comisario de Agricultura de la UE, Janusz Wojciechowski, aprovechó la ocasión para subrayar que la agricultura y la silvicultura son «aliadas en la lucha contra el cambio climático».

«La agricultura del carbono reforzará la contribución de los agricultores y silvicultores a la descarbonización de nuestra economía, al proporcionar ingresos adicionales a los agricultores, al tiempo que se protege la biodiversidad, se hace que las explotaciones sean más resistentes a los desastres naturales y se garantiza la seguridad alimentaria», dijo.

Reacción mixta de los agricultores

Sin embargo, la comunicación ha suscitado reacciones encontradas en la comunidad agrícola de la UE.

Aunque la asociación de agricultores de la UE COPA-COGECA acogió con satisfacción la inclusión de la agricultura del carbono en la agenda política, afirmando que ofrecía una «gran oportunidad» para los agricultores y los propietarios de bosques, advirtió que seguían existiendo muchas incertidumbres.

En particular, la asociación expresó su preocupación sobre cómo se establecerá un sistema de créditos de carbono, subrayando que éste debe estar «orientado al mercado».

Además, señaló que la comunicación no aclara cómo y qué sector será acreditado por la eliminación de carbono a través de la agricultura de carbono.

«La agricultura del carbono es sólo una parte de la solución al cambio climático, pero no debe sustituir a las acciones de reducción de emisiones», añadió el presidente de la Cogeca, Ramón Armengol.

Por otro lado, la asociación de pequeños agricultores Coordinadora Europea Vía Campesina (ECVC) arremetió contra la comunicación, calificándola de «un paso más hacia la financiarización de la agricultura y la especulación de la tierra» que «pondrá a la Comisión Europea en el camino de causar aún más daños climáticos y sociales».

«Está claro que la iniciativa de la agricultura de carbono amplificará los procesos dañinos que ya existen», dijo el grupo en un comunicado, calificando los mercados de carbono como una «solución falsa» que no logrará combatir el cambio climático o la crisis de la biodiversidad ni apoyar las zonas rurales y el acceso justo a los alimentos saludables.

Añadió que la iniciativa permite a las grandes empresas del sector energético o de las tecnologías de la información, entre otros, continuar con sus actividades contaminantes bajo el pretexto de ser respetuosas con el medio ambiente, ya que pueden «compensar» sus emisiones comprando créditos de carbono relacionados con tierras que supuestamente se utilizan para cultivar alimentos.

«En la práctica, esto aumentará el poder de estas grandes empresas a costa de los campesinos», advirtieron.

Los verdaderos contaminadores se libran de las consecuencias

El grupo de campañas ecologistas Greenpeace también se hizo eco de esta opinión y afirmó que la iniciativa»corre el riesgo de convertirse en una excusa para que los grandes contaminadores paralicen su propia acción climática».

«La prioridad debe ser la reducción real de las emisiones de gases de efecto invernadero; las eliminaciones de carbono pueden contribuir a la reducción, pero no podemos permitir que los contaminadores utilicen las eliminaciones para fingir que alcanzan los objetivos climáticos», declaró el director de política agrícola de Greenpeace en la UE, Marco Contiero.

La ONG también señala que el nuevo plan promete apoyar lo que, según ellos, son tecnologías no probadas, como la captura y el almacenamiento de carbono.

Por su parte, el eurodiputado de Renew Europe Martin Hojsík también advirtió que la UE debe tener cuidado de no crear un sistema que «premie a los rezagados, cree incentivos perversos o lleve a los agricultores a contratos desfavorables y a la incertidumbre».

«Establecer un sistema que se centre sólo en el recuento del carbono y que ignore otros parámetros de los suelos sanos no resolvería nada desde el punto de vista climático», advirtió, subrayando la necesidad de establecer primero un mecanismo sólido de seguimiento y contabilidad en la UE, incluyendo la adopción de una ambiciosa ley de salud del suelo de la UE.