Un coche arrolló a gran velocidad a un grupo de artistas de carnaval belgas que preparaban un desfile a primera hora del domingo (20 de marzo), matando a seis personas e hiriendo gravemente a otras diez, según las autoridades, que afirmaron que el incidente no parecía ser un ataque de militantes.
«En este momento, no hay elementos que sugieran que el ataque tuvo un motivo terrorista», dijo el fiscal Damien Verheyen en una conferencia de prensa. La policía desmintió los informes de los medios de comunicación de que el coche estuvo involucrado en una persecución a alta velocidad.
El incidente se produjo en la localidad de Strépy-Bracquegnies, en el sur de Bélgica, en torno a las 0400 GMT.
Jacques Gobert, alcalde de la localidad vecina de La Louvière, dijo que entre 150 y 200 personas estaban reunidas para prepararse para el desfile folclórico anual, que incluye trajes y tambores, cuando apareció el vehículo.
«Un coche que circulaba a gran velocidad se empotró contra la multitud… El conductor siguió su camino», dijo Gobert.
Las dos personas que conducían el coche, que fue interceptado posteriormente, fueron detenidas. La policía dijo que eran personas locales de unos 30 años y que no eran conocidas por la policía.
Al parecer, los dos regresaban de una discoteca y el incidente no está relacionado con el terrorismo. Todavía no se han hecho públicos los resultados de sus pruebas de alcohol y drogas.
Bélgica ha tratado de erradicar a las personas sospechosas de tener vínculos militantes en los últimos siete años. Una célula del Estado Islámico con sede en Bruselas participó en los atentados de París de 2015, en los que murieron 130 personas, y en los de Bruselas de 2016, en los que murieron 32.
Embestir con vehículos a las multitudes se ha convertido en un arma cada vez más común utilizada por los militantes en Europa y los supremacistas blancos en Estados Unidos porque estos ataques son baratos, fáciles de organizar y difíciles de prevenir para las autoridades, dicen los expertos.
