El retorno de la ostra plana europea

Investigadores europeos intentan revivir la ostra autóctona de Europa, que en el último siglo ha estado a punto de extinguirse.

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La ostra plana europea solía estar en todas partes: Hasta mediados del siglo XX, Ostrea edulis se pescaba, cultivaba y consumía desde el Mar del Norte hasta el Adriático, desde Noruega hasta Croacia.

La sobrepesca, pero sobre todo la llegada de los dos parásitos Marteilia y Bonamia en los años 70 y 80, que llegaron a Europa a través de la globalización del comercio, diezmaron las poblaciones. De esta especie única autóctona del continente, sólo quedan hoy en día unos pocos lugares salvajes.

En Francia sigue existiendo un pequeño número de criaderos de ostras, principalmente en la bahía del Mont-Saint-Michel, una zona algo más protegida de las enfermedades. La producción de ostras planas no supera las 1.000 toneladas anuales, mientras que la de ostras huecas ronda las 80.000 toneladas.

La ostra común que más comemos hoy en día es una especie procedente de Japón llamada Crassostrea gigas, que es mucho más resistente que su prima europea.

Alianza para la Restauración de Ostras Autóctonas Europeas

En 2017, un centenar de científicos y gestores europeos unieron sus fuerzas para ayudar a la ostra plana a recuperar la costa, creando la Alianza para la Restauración de las Ostras Autóctonas (NORA).

Desde entonces, se han puesto en marcha proyectos en una docena de Estados miembros.

En Francia, el Comité Regional Conchylicole de Bretagne Nord (CRCBN) está preparando el regreso del Ostrea edulis. Tras identificar los últimos lechos naturales y realizar varios estudios biológicos y ecológicos sobre la especie y su entorno, se iniciaron en Finistere, al oeste de Bretaña, los primeros experimentos de recolonización del medio marino.

Producen «familias» de ostras en tanques fijados en arrecifes artificiales hechos con soportes biomateriales, antes de colocarlas en el mar, en lechos salvajes.

El proyecto, denominado ARCHE, financiado en un 80 % por el Fondo Europeo Marítimo y de Pesca y Acuicultura (FEMP), se puso en marcha en 2018 y finalizará en marzo de 2023.

«Algunos de los arrecifes llevan dos años en el agua y estamos satisfechos, optimistas de cara al futuro», declaró a EURACTIV Francia Benoît Salaun, director del CRCBN, quien añadió que, como una ostra tarda tres años en crecer completamente, el proyecto no está terminado y aún quedan experiencias por hacer.

Para evitar una nueva oleada de contaminación y hacer posible de nuevo la cría a gran escala, se han seleccionado previamente los moluscos más resistentes a los parásitos.

No obstante, algunas preguntas siguen sin respuesta. ¿Funcionará la implantación en mar abierto, a pesar de un entorno sometido a diversos elementos hostiles? ¿Lograrán estas ostras reproducirse con sus parientes salvajes y transmitir su resistencia?

En Bélgica, el proyecto UNITED 2020 también se embarcó en este tipo de restauración, en particular en los parques eólicos del Mar del Norte.

Un poco más al norte, alrededor del archipiélago de Heligoland, Alemania está diseñando un criadero de ostras para la repoblación de reproductores en el marco del proyecto PROCEED (2018-2024).

Benoît Salaun subraya la voluntad común europea de recuperar las ostras planas.

«Estamos trabajando en la mejora de las cepas, en la selección, en particular con el Instituto Wegener de Alemania. Estamos llegando incluso a intercambiar familias de ostras, para tener más diversidad.»

Sabor a avellana

Otro de los objetivos de NORA es restaurar los hábitats marinos y todo el ecosistema. La ostra es una especie «de ingeniería», que crea arrecifes naturales que atraen una rica biodiversidad y atrapan carbono. También filtra el agua, lo que permite a las algas absorber mejor la luz.

Para los profesionales, el desarrollo de la ostra plana abrirá el mercado y reducirá los riesgos sanitarios asociados a los monocultivos.

Aunque Francia es el principal productor y consumidor de ostras planas, otros Estados miembros están promoviendo sus propias explotaciones, como Irlanda, con las ostras planas de Galway, o las ostras Ston de Croacia.

¿Puede un regreso pródigo de Ostrea edulis en los próximos años?

«Si alcanzamos el 10%, ya será un éxito», afirma Benoît Salaun. «Pero será el consumidor quien decida».

Queda por ver si el sabor muy yodado con un toque de avellana hará las delicias del paladar europeo. Además, el precio será el doble que el de las ostras huecas, entre 1.000 y 2.000 euros.10-15 euros por docena.