El fin de la ingenuidad europea

La pandemia de COVID ha puesto de manifiesto la necesidad de que Europa refuerce su base industrial y tecnológica, escriben Raül Blanco y Maria Trallero.

Raül Blanco es el Secretario General de Industria y Pymes del Gobierno de España; María Trallero es Coordinadora de Asuntos de la UE en la Universidad Goethe de Frankfurt.

La pandemia ha provocado múltiples cambios, uno de los cuales es un fuerte llamamiento europeo para reforzar nuestra base industrial y tecnológica. Aunque haya evolucionado gradualmente con el tiempo, como dijo el Comisario de la UE Thierry Breton «con la pandemia, Europa perdió su ingenuidad».

La gran escasez de suministros críticos durante la pandemia y la actual crisis de los semiconductores han puesto de manifiesto que reforzar la autonomía estratégica abierta de la UE será esencial para un crecimiento socioeconómico sostenible. Esta estrategia debe apoyarse en una política comercial asertiva que fomente el atractivo de las inversiones en Europa, construya asociaciones internacionales más sólidas y fiables y garantice la igualdad de condiciones.

El 1 de febrero, el Consejo informal de Competitividad se centró en la lucha contra las vulnerabilidades y en asegurar el suministro de materias primas a la industria de la UE. A principios de enero, la Presidencia francesa organizó en París una excelente conferencia sobre autonomía estratégica. El Ministerio de Industria español participó activamente en ambos eventos, abogando por el aumento de las capacidades industriales y mineras. La cooperación conjunta en materia de carbón y acero fue la base del proyecto europeo, y ahora pasamos a las materias primas del presente y del futuro: litio, níquel, cobalto y magnesio, entre otras.

Estas materias primas son palancas clave para las transiciones digital y verde. La producción actual de níquel, litio, cobalto y tierras raras se concentra principalmente en un puñado de países, donde China controla entre el 30% y el 80% de su producción mundial. En este escenario, sólo podríamos desplazar las actuales dependencias de petróleo y gas de EE.UU., Rusia y Arabia Saudí a los suministros críticos de otros países para producir baterías e imanes para turbinas eólicas.

La UE debería hacer frente a estas dependencias diversificando sus proveedores fiables, reutilizando y reciclando las materias primas y aumentando la producción europea mediante la minería y el refinado. Necesitamos los tres enfoques para superar las dependencias actuales y no hay tiempo que perder. Es una cuestión de seguridad económica y estratégica para la UE y de seguridad nacional para los Estados miembros.

Aprovechar estos tres enfoques supondrá abordar importantes retos.  Tomemos como ejemplo la minería. La minería de materias primas críticas se ve afectada por una elevada complejidad técnica y costes, una circularidad del sector poco desarrollada y bajos niveles de aceptación pública, en su mayoría debido a experiencias negativas del pasado.

Sin embargo, los retos pueden convertirse en oportunidades. Podemos respaldar la transformación ecológica y digital del sector minero, que ya es posible gracias a la innovación de vanguardia y al progreso tecnológico; aplicar debidamente el marco legislativo de la UE ya establecido para salvaguardar las condiciones medioambientales y sociales; y fomentar las inversiones a largo plazo mediante los incentivos adecuados. Además, preferimos comunicarnos más y mejor con nuestros ciudadanos para explicarles el enorme potencial de la minería en el contexto de la justa transición de Europa hacia la neutralidad climática, en lugar de crear una burocracia innecesaria y largos procedimientos nacionales de concesión de licencias.

Reforzar nuestra producción de estas materias primas críticas, aprovechando la capacidad competitiva y cumpliendo con elevadas normas medioambientales y laborales, evitará que nos dirijamos realmente hacia una falso Green Deal.

La Comisión Europea ha establecido un Plan de Acción de la UE sobre Materias Primas Críticas y ha sentado las bases para una futura Alianza Europea de Materias Primas. En este contexto, pide a los Estados miembros que identifiquen proyectos mineros y de transformación en sus territorios que puedan ser operativos para 2025. España ha apuntado a un potencial clúster minero e industrial de litio, níquel y cobalto en Extremadura; asimismo, hemos identificado yacimientos de magnesio y wolframio en otras regiones, y apoyamos la cocreación de proyectos comunes con Portugal con vistas a situar a la Península Ibérica como plataforma europea clave de materias primas. Proyectos que deben promover la reindustrialización y la creación de puestos de trabajo locales conectados a través de las cadenas de valor europeas.

España seguirá trabajando con la Comisión Europea, la Presidencia francesa y todos los Estados miembros para asegurar un mayor acceso a las materias primas estratégicas y mitigar la sobredependencia.Las líneas de trabajo futuras deberían abarcar la creación de un IPCEI para las materias primas; una mayor flexibilidad para incluir la minería y la transformación en la taxonomía de la UE; y el establecimiento de normas y estándares más elevados de calidad y sostenibilidad que garanticen los aspectos medioambientales, sociales y económicos.

Tenemos por delante una tarea imperiosa para garantizar un futuro socioeconómico sostenible, que requiere un esfuerzo concertado de los gobiernos, la industria y la sociedad civil. Nuestras jóvenes generaciones, que abogan firmemente por una vía económica ecológica y socialmente justa, tendrán que reflexionar sobre las ventajas de hacer un mejor uso de nuestros propios recursos a través de una industria minera que adopte innovaciones rompedoras y cumpla con altos estándares medioambientales y sociales.

No es el momento de ser ingenuos, sino de tener una visión estratégica unida que nos ayude a reconstruir mejor en tiempos inciertos. Desde luego, no es el momento de limitarse a pasar de viejas dependencias a otras nuevas. Como ha dicho Breton «Es el momento de debatir, sin ingenuidad y sin tabúes, sobre la caja de herramientas que necesitamos para garantizar nuestra seguridad de suministro para nuestras cadenas de valor más críticas en caso de crisis».