Red Rocket es una mirada terriblemente honesta a un hombre sin vergüenza

Mikey Saber, el engreído y seguro de sí mismo que es el héroe ostensible de la nueva película de Sean Baker, Red Rocketentra en la pantalla con una melodía fuerte y familiar: «Bye Bye Bye», de *NSync. La canción es una pieza de pop mainstream de antaño (tiene 21 años de antigüedad), y su uso en esta película indie parece estar cargado de ironía. Sin embargo, Baker sabe que, a pesar de su falta de sutileza, «Bye Bye Bye» sigue siendo tan pegadiza como el día de su lanzamiento, y la utiliza para sugerir lo mismo de Mikey (interpretado por Simon Rex): es su propia clase de reliquia, que regresa a su ciudad natal después de una carrera fracasada en Los Ángeles, pero todavía tiene un destello de encanto.

Baker siempre ha contado historias a pequeña escala situadas en los márgenes de América-2015 era un agridulce cuento de Navidad sobre trabajadores sexuales trans, y la de 2017 trataba sobre familias «sin techo ocultas» que vivían en un motel. Ambas películas eran obras empáticas sobre personas que soportaban circunstancias increíblemente difíciles; Baker, que a menudo cuenta con actores noveles en su trabajo, es un maestro en mostrar la verdad sin tapujos en la pantalla. Red Rocket es mucho más amargo que dulce, pero eso es parte de la cuestión; Mikey es un tipo reprobable, pero se ha abierto camino en la vida por pura fuerza de voluntad, y como tal, la cámara simplemente no puede mirar hacia otro lado.

Mikey es una antigua estrella del porno dada a presumir de sus muchos reconocimientos en la industria, pero ha caído en tiempos difíciles como para tener que volver a su lugar de nacimiento, Texas City, y llamar a la puerta de su esposa distanciada, Lexi (Bree Elrod). A pesar de la evidente enemistad de Lexi y de su madre (Brenda Deiss), Mikey consigue convencerlas de que le dejen quedarse en su casa, y a partir de ahí se pone a trabajar en unos cuantos planes absurdos: traficar con drogas, relacionarse con antiguos amigos del instituto e intentar ganarse el cariño de una guapa joven de 17 años que conoce en una tienda de donuts local.

Simon Rex se asoma a la puerta de una tienda de donuts en "Red Rocket"
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Cohete Rojo está ambientada en los meses previos a las elecciones de 2016 -en algunos fragmentos escuchados en las noticias de la televisión se habla de la campaña presidencial de Donald Trump- y Baker quiere claramente que el espectador establezca una conexión entre las personalidades extravagantes del ex presidente y su ingenioso pero inteligente protagonista. Cualquier miembro de la audiencia sabe que Mikey es una mala noticia, al igual que todas las personas en su vida, pero sigue siendo hipnotizante cuando enciende su bocaza y da rienda suelta a otro monólogo engreído.

Rex, antiguo VJ de la MTV, rapero (se hacía llamar Dirt Nasty), comediante y actor, es una elección de reparto inspirada. Es un producto de principios de la década de 2000, quizá más recordado por su papel en la Scary Movie o por sus trabajos como modelo. Ese largo intervalo desde la última vez que fue relevante significa que Rex tiene exactamente el toque desesperado y sudoroso adecuado para representar a Mikey, un hombre sin dinero en los bolsillos y con pocas habilidades apreciables (excepto las que se pueden emplear en un plató porno). Verle recuperarse es innegablemente emocionante, aunque la energía nerviosa crónica de Mikey sugiere que sabe que una tonelada de ladrillos podría caer sobre él en cualquier momento.

Su relación con Strawberry (Suzanna Son), la cajera de la tienda de donuts, parece impulsada a medias por la excitación y a medias por un espeluznante sentido de los negocios: Mikey comienza a operar como un «proxeneta de maleta», proponiendo moldearla como un nuevo talento porno que podría ayudarle a lanzarse de nuevo al estrellato en Los Ángeles. (Su genuina atracción por Mikey mantiene al público en vilo: el egoísmo de Mikey es casi indistinguible de su pura idiosincrasia, lo que forma parte de su encanto y también de la razón por la que está condenado a estrellarse una vez más.

Su romance puede parecer ridículo sobre el papel, pero funciona en la pantalla. Baker retrata una América llena de personajes que se presentan claramente como bufones, pero que parecen patinar por la vida de todos modos. Mikey es una de las creaciones más meditadas de Baker, y Rex le da vida con una honestidad aterradora. A través de él, Red Rocket lanza un reto al público. ¿Están mirando a esta persona que va dando tumbos por la vida, horrorizados por su pura desvergüenza? ¿O están siguiendo el camino, disfrutando a pesar de sus profundos defectos? Baker quiere que el espectador reflexione sobre estas cuestiones y sobre su propia complicidad en sus desatinadas aventuras.