Los jóvenes españoles ganan empleo tras años de inestabilidad

La reforma de la normativa laboral española ha dado lugar a un aumento del 142% en el número de trabajadores jóvenes con contratos indefinidos en un país en el que las tasas de desempleo y subempleo juvenil han sido de las más altas de Europa desde la crisis financiera mundial.

El aumento es una prueba de que la reforma laboral de 9 meses de duración del Gobierno socialista está revirtiendo el régimen de contratación y despido fácil implantado tras la crisis de la deuda soberana hace una década, unas normas aclamadas en su momento por situar al país en una posición competitiva de bajo coste, pero también criticadas por erosionar los derechos de los trabajadores y provocar la emigración de muchos jóvenes españoles.

La tasa de desempleo juvenil, que llegó a superar el 55% en los años posteriores a la crisis financiera, cayó al 31% en el tercer trimestre, frente a una tasa de desempleo global del 12,6%, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

El desempleo juvenil es un problema crónico en los países del sur de Europa. Uno de cada cuatro jóvenes estaba en paro en Italia durante el verano, según Eurostat.

Grecia, cuyas tasas de desempleo juvenil son similares a las de España, quiere reducir su tasa de desempleo juvenil al 18% para 2030 y está introduciendo subsidios para los costes de las pensiones y de los fondos sanitarios para reducir los costes laborales, así como programas especiales de formación.

Aunque las tasas de desempleo juvenil mejoraron en España con la recuperación económica tras el crack financiero, en el verano de 2021 siete de cada 10 menores de 24 años tenían un contrato temporal. Esa tasa cayó 13 puntos porcentuales en el tercer trimestre de 2022 tras la nueva normativa laboral, lo que sitúa a España ligeramente mejor en este aspecto que economías más ricas como Holanda o Italia.

La reforma laboral, negociada con empresarios y sindicatos e introducida en marzo, suprimió la mayoría de los empleos temporales en un intento de proporcionar estabilidad laboral y reducir la tasa de desempleo. Anteriormente, los empresarios utilizaban los contratos temporales como red de seguridad en tiempos de crisis.

«Ahora va a ser más fácil encontrar piso», dice Cristina García, de 24 años, que en septiembre consiguió su primer contrato indefinido como recepcionista en una multinacional de Madrid.

El caso de García es una anomalía en España, donde el número de jóvenes de entre 16 y 24 años que pudieron irse de casa de sus padres fue sólo del 4% en el primer semestre de 2022, según el Consejo de la Juventud de España. La media de la UE es del 17,7%.

Aun así, los jóvenes dicen que las cosas están cambiando.

Tras cinco años trabajando como informático en una empresa tecnológica de Madrid, Sami Khalaf, de 28 años, firmó su primer contrato indefinido en febrero.

«Pretendo ahorrar dinero, veo las cosas de otra manera», dice Khalaf, que se mudó de casa de sus padres hace unos meses.

La estabilidad de los contratos puede aumentar la confianza de los consumidores e impulsar el gasto, afirmó Raymond Torres, economista jefe del centro de estudios Funcas de Madrid. Torres afirmó que la fortaleza del mercado laboral español ha sido uno de los pilares de la inesperada resistencia económica del país durante un periodo de debilidad mundial.

Antes de la reforma laboral, la tasa de contratos temporales, que en la última década ha rondado el 25% de todos los empleos, provocaba una elevada rotación de puestos de trabajo, inflando la tasa de paro global.

«Hemos acabado con la idea de que la inserción laboral de los jóvenes tiene que hacerse a través de contratos inestables», dijo a Reuters Joaquín Pérez-Rey, el viceministro de Trabajo que diseñó la reforma.

La reforma laboral de marzo incluía una polémica disposición para facilitar la contratación indefinida de trabajadores temporales en sectores como el turismo y la agricultura. Estos trabajadores tienen derecho a prestaciones cuando no están trabajando, pero no se cuentan como desempleados, ya que pueden ser llamados en cualquier momento por su empleador.

El número de los llamados contratos discontinuos firmados por jóvenes menores de 24 años se ha quintuplicado hasta noviembre, siendo este grupo de edad uno de los más empleados con este tipo de contratos.

«Si esto es mejor o peor que tener varios contratos temporales es discutible», afirma Miguel Ángel Malo, catedrático de Economía de la Universidad de Salamanca, refiriéndose a los contratos discontinuos.

El sistema español de excedencia, introducido en la mayor parte del mercado laboral durante la pandemia, también ha impulsado la contratación indefinida, según Adrián Todoli, profesor de Derecho Laboral de la Universidad de Valencia.

«Los empresarios saben ahora que pueden recurrir a estos mecanismos en caso de crisis, como ocurrió durante la pandemia», dijo Todoli.

Cristina García dice que su contrato de 4,5 horas al día le da paraque empiece a buscar piso con su pareja.

«Estoy buscando trabajar los fines de semana para ganar un poco más, pero hemos hecho cuentas y podemos hacerlo», dijo.