El gobierno francés justifica el «McKinseygate» antes de las elecciones

El Gobierno francés ha justificado el aumento del uso de empresas de consultoría durante el quinquenio del presidente Emmanuel Macron, alegando que se debe a «circunstancias excepcionales». EURACTIV Francia informa.

A pocos días de la primera vuelta de las elecciones presidenciales del 10 de abril, la ministra de Transformación y Función Pública, Amélie de Montchalin, y el ministro de Cuentas Públicas, Olivier Dussopt, ofrecieron el miércoles (30 de marzo) una rueda de prensa para abordar la polémica apodada «McKinseygate».

A Informe del Senado publicado el 16 de marzo, criticaba la «creciente influencia» de las consultoras y advertía de un «fenómeno tentacular».

El gasto en consultoría se ha «duplicado con creces» entre 2018 y 2021, y el Estado gastará más de 1.000 millones de euros en ellas solo en 2021, según el informe.

Los senadores también expresaron su preocupación por la naturaleza de los servicios prestados por las consultoras, ya que participaron en importantes reformas sociales en materia de vivienda y educación. Los consultores cobraron casi 500.000 euros por su opinión sobre «el futuro de la profesión docente».

Las empresas también asesoraron durante la crisis sanitaria, incluso en la planificación de la campaña de vacunación.

La tendencia podría llevar a una «relación de dependencia», advirtieron también los senadores.

¿En defensa del gobierno?

Durante la rueda de prensa del miércoles, los dos ministros afirmaron que «las normas de contratación pública se respetan estrictamente».

Los dos también se basaron en las «circunstancias excepcionales» de la pandemia para justificar el aumento, al menos en parte.

Las cifras y el reciente aumento corresponden al «0,3% de la masa salarial del Estado», dijo Dussopt. Añadió que «las decisiones nunca son tomadas por consultores» y que «siempre vuelven al Estado».

Montchalin dijo que «es una fantasía» sugerir que las consultoras toman decisiones sobre la política sanitaria.

Sin embargo, ante la proximidad del periodo electoral, los partidos de la oposición dicen estar alarmados por lo que llaman un «escándalo de Estado».

La candidata de la derecha, Valérie Pécresse, de Les Républicains, quiere que Macron «rinda cuentas». Según ella, debe «explicar el recurso masivo del Estado a la empresa McKinsey», que según las estimaciones del Senado sólo representa el 1% de los gastos de consultoría del Estado. Sin embargo, fue la más consultada durante la crisis sanitaria, por un importe de unos 12 millones de euros.

Macron «ha perdido el sentido del Estado», dijo el director de campaña del candidato comunista Fabien Roussel, Ian Brossat.

Por su parte, el candidato de Los Verdes, Yannick Jadot, y el candidato de extrema izquierda, Jean-Luc Mélenchon, de La France Insoumise, han prometido dejar de utilizar empresas de consultoría si son elegidos. Según Mélenchon, estas empresas dan «consejos inútiles».

El Gobierno francés ha reconocido el aumento del recurso a las consultoras y ha sugerido que podría reducirse en el futuro. «Si hay abusos, si consideramos que estos servicios van demasiado lejos, que el recurso a las consultoras es excesivo, reorientaremos estas actividades», dijo el ministro de Economía, Bruno Le Maire.

McKinsey como principal chivo expiatorio

Aunque el aumento del gasto ha beneficiado a varias consultoras, McKinsey destaca, en parte, por la supuesta relación que mantiene con Macron, que se presenta a la reelección. Aunque la empresa estadounidense no participó en la campaña electoral de Macron en 2017, varios de sus consultores le conocían personalmente y posteriormente se incorporaron a su partido y a algunos de los gabinetes ministeriales tras su elección.

McKinsey también se enfrenta a acusaciones de fraude y evasión fiscal, lo que le habría llevado a no pagar ningún impuesto de sociedades entre 2011 y 2020, según la comisión de investigación del Senado, que elaboró el informe.

Aunque la práctica de los «precios de transferencia» es legal cuando se utiliza sin abusos, Le Maire ha declarado que se harán controles y que la empresa «pagará lo que debe al Estado».