Seguimiento del progreso hacia una economía del bienestar

A lo largo del tiempo, la Comisión Europea ha desarrollado muchos conjuntos diferentes de métricas para medir el progreso de los objetivos económicos, sociales o medioambientales. El reto ahora es desarrollar una narrativa común y un conjunto de indicadores que los reúna a todos, escribe Jonathan Barth.

Jonathan Barth es cofundador y Director General de la ZOE Institute for Future-fit Economies con sede en Colonia, Alemania.

En el contexto del cambio climático y la recuperación de la pandemia, es necesario dar forma a una economía del bienestar regenerativa y resistente. Esta debería tener como objetivo mejorar el bienestar de las personas, apoyando especialmente a los grupos vulnerables y de bajos ingresos, que son los más afectados por las megatendencias actuales que abarcan la transformación verde, la urbanización, el cambio demográfico y la digitalización. Una economía del bienestar lo consigue manteniéndose dentro de los límites del planeta. Garantiza que los sistemas esenciales que sustentan la vida, como la biodiversidad, el suministro de agua y la regulación de la temperatura, permanezcan intactos.

Aunque la visión de una economía climáticamente neutra, circular y justa ya está integrada en el Pacto Verde Europeo, el reciente acuerdo del 8º Programa de Acción Medioambiental (8º PMA) tiene el potencial de llevar a la UE al siguiente nivel. El texto de compromiso acordado en el diálogo tripartito -y aprobado por ahora por la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo- consagra por primera vez la economía del bienestar en un texto legislativo de la UE. Es una prioridad del 8º PAM, y ahora se abre la puerta a repensar cómo la UE define y mide el progreso. Lo que se mide se hace. Un nuevo conjunto de indicadores económicos, medioambientales y sociales ayudará a definir la idea de una economía del bienestar y su relación con la resiliencia y el progreso «más allá del PIB».

El debate sobre «más allá del PIB» no es nuevo y forma parte de la escena de la UE desde principios de la década de 2000. Con el inicio de la Comisión von der Leyen, el tema ha continuado bajo diferentes procesos políticos. Un ejemplo reciente es la adopción de la declaración de la Cumbre Social de Oporto en mayo de 2021, que aplaude la propuesta conjunta de los interlocutores sociales de estudiar la medición del progreso más allá del PIB. Otro es la informe de opinión sobre «Más allá del PIB» del Comité Económico y Social Europeo, que pide un cuadro de indicadores conciso «Más allá del PIB».

La redefinición del progreso y el cumplimiento de los objetivos sociales, medioambientales y económicos de la UE no sólo requerirán la voluntad política, sino también la aplicación por parte de los 27 Estados miembros de la UE. Para garantizarlo, es necesario hacer un seguimiento de los avances que permita a los responsables políticos comprender rápidamente las tendencias más importantes de la UE. Se necesita una herramienta que pueda identificar las tensiones importantes que deben equilibrarse, ya sean los pros y los contras de los cultivos energéticos, las nuevas autopistas o la fijación de precios del carbono. Es fundamental disponer de una brújula completa pero fácil de entender, con unos cuantos indicadores y objetivos seleccionados. Los números y la distancia a los objetivos pueden ayudar a comunicar al público los avances de la UE, ya sea en la creación de competencias digitales, el acceso a la salud, la educación y la cultura, pero también en la circularidad, la resiliencia económica, la mitigación del cambio climático o la lucha contra el sellado del suelo.

Sin embargo, en la actualidad, hay muchos conjuntos diferentes de métricas que fueron desarrollados a lo largo del tiempo por la Comisión de la UE para servir a diferentes propósitos. Todos ellos tienen puntos fuertes y débiles. Pero el reto es llegar a una narrativa común y a un conjunto de indicadores que los reúna a todos: un resumen que sea fácil de entender, que cubra las prioridades políticas y que utilice una narrativa y una visualización convincentes para medir el progreso hacia la prosperidad sostenible.

Para hacer frente a este reto, hemos diseñado el Brújula de la UE hacia 2030inspirada en Doughnut Economics. Gracias a una clara representación visual de las prioridades de la UE, la brújula puede permitir a los responsables de la toma de decisiones y a los ciudadanos comprender rápidamente las tendencias importantes de la UE. La presentación visual de los indicadores existentes puede ayudar a identificar importantes interconexiones entre los objetivos políticos que deben equilibrarse y las lagunas en la consecución de los objetivos.

En pocas palabras, el grueso anillo verde interior del Doughnut representa la base social de Europa, por debajo de la cual se encuentra una privación crítica de aspectos de una buena vida y una sociedad fuerte. El anillo exterior representa el techo ecológico de Europa, por encima del cual hay un rebasamiento de los límites planetarios y un riesgo crítico de degradación planetaria, que dificulta la posibilidad de mantener la vida. Las barras amarillas indican el nivel de déficit (anillo interior) y de rebasamiento (anillo exterior) en comparación con los objetivos de la UE para 2030.

A partir de estevisualización, se ve claramente que la UE está, por ejemplo, sobrepasando sus emisiones de GEI mientras no cumple su objetivo en materia de competencias digitales, educación o salud. La UE debería aspirar a mantenerse entre los anillos verdes, que es un espacio seguro y justo para la humanidad. Los responsables políticos tienen muchas posibilidades de rediseñar la economía para conseguirlo, que se muestran entre estos anillos, y que van desde el fomento del uso de las energías renovables, el transporte público, hasta la lucha contra los equilibrios energéticos o la eliminación de las subvenciones perjudiciales.

Nuestra selección de los 30 indicadores está motivada por la necesidad de representar el cambio sistémico, calificar mejor la economía de la resiliencia que necesitamos en el futuro y reforzar la conexión de los objetivos medioambientales con los sociales, como la transición justa. La mayoría de los indicadores son publicados regularmente por la Comisión. Muchos ya están integrados en conjuntos de indicadores existentes (por ejemplo, el Cuadro de Indicadores Sociales, los ODS, el Semestre de la UE y los Cuadros de Mando de la Resiliencia). Nuestra propuesta los reúne y los vincula a los ámbitos prioritarios del Pacto Verde de la UE. Cuando es necesario, hemos hecho recomendaciones para los objetivos de la UE que actualmente faltan, como la huella material.

La adopción del 8º PAM ofrece una gran perspectiva para hacer de la economía del bienestar una prioridad política. Esperamos que las autoridades de la UE aprovechen esta oportunidad para situar el bienestar, la resiliencia y los límites planetarios en el centro del diseño de políticas y de la medición de la prosperidad sostenible.