Los 27 ministros de Economía de la UE han alcanzado un acuerdo el martes (15 de marzo) para introducir una tasa sobre el carbono en las importaciones de productos altamente contaminantes, como el acero, el cemento y los fertilizantes, pero se han dejado de lado aspectos controvertidos como el uso de los ingresos procedentes del sistema.
La Comisión Europea propuso el año pasado el mecanismo de ajuste fronterizo del carbono (CBAM) como forma de proteger a la industria de la UE de las importaciones de productos procedentes de países donde es más barato contaminar.
Avanzar en esta idea es una prioridad para Francia, que actualmente ocupa la presidencia de turno de la UE. Según el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, que presidió la reunión de ayer, el acuerdo entre los países de la UE sobre el CBAM es «una victoria para la política climática europea».
«Nos dará una herramienta para acelerar la descarbonización de nuestra industria, al tiempo que la protegerá de las empresas de países con objetivos climáticos menos ambiciosos», dijo.
«También incentivará a otros países a ser más sostenibles y a emitir menos. Por último, este mecanismo responde a nuestra ambiciosa estrategia europea, que consiste en acelerar la independencia energética de Europa», añadió.
Los países de la UE quieren que la tasa cubra el cemento, el aluminio, los fertilizantes, la producción de energía eléctrica, el hierro y el acero.
Los ministros acordaron con una amplia mayoría su postura, que prevé una mayor centralización del régimen, incluida la creación de un nuevo registro de importadores a nivel de la UE.
El principal legislador del Parlamento Europeo ha ido incluso más allá, pidiendo una autoridad CBAM a nivel de la UE para evitar que los importadores busquen el mejor país para importar.
Según los ministros de la UE, también debería haber un umbral mínimo de elegibilidad, de modo que los envíos por debajo del valor de 150 euros estarían exentos para reducir la complejidad administrativa. Esto cubriría alrededor de un tercio de los envíos a la UE.
Los ministros de la UE también apoyaron la idea de Alemania de crear un «club climático» en el que los países desarrollados alinearían sus políticas de fijación de precios del carbono como forma de reducir las emisiones y escapar del impuesto de la UE.
«El CBAM tiene que formar parte de un club climático abierto. Queremos animar a otros países a realizar esfuerzos similares y adecuados, y tenemos que reaccionar a estos esfuerzos», dijo el ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, en la reunión.
La controversia se queda en el tintero
Pero a pesar del acuerdo entre los ministros, los países de la UE aún no están preparados para entablar las negociaciones finales sobre la ley con el Parlamento Europeo, que tiene la misma voz en el asunto.
Esas conversaciones tendrán que esperar hasta que se avance en otros temas, como la revisión del mercado de carbono de la UE, las rebajas a la exportación para la industria y el uso de los ingresos procedentes del nuevo arancel fronterizo de la UE.
De este modo, la Presidencia francesa de la UE ha trasladado los temas controvertidos a otras leyes que se están negociando actualmente. Eso incluye el debate sobre los derechos de emisión gratuitos -en el que las empresas reciben permisos que les permiten contaminar gratis- en la revisión del mercado de carbono de la UE.
Esto puede chocar con la forma en que el Parlamento Europeo quiere negociar el CBAM.
Los legisladores todavía están redactando su posición sobre la propuesta, con más de 1.300 enmiendas en discusión, pero el eurodiputado encargado de la CBAM en el Parlamento ha dicho que los derechos de emisión gratuitos deben incluirse en la discusión.
«Hay muchos elementos positivos en el enfoque general. Pero hay un gran elefante en la habitación: ¿cuándo y a qué ritmo sustituirá la CBAM a las asignaciones gratuitas?», dijo Mohammed Chahim.
«No puedo llegar a ningún acuerdo sobre la CBAM si no se aclara la introducción de la CBAM y la eliminación de los derechos de emisión gratuitos», advirtió.
