La Comisión reconsiderará la liberalización del comercio agroalimentario entre la UE y Ucrania

La Comisión Europea estudia reconsiderar en las próximas semanas la suspensión especial de todos los aranceles y contingentes a las exportaciones agroalimentarias ucranianas, tras las quejas de los Estados miembros de que la afluencia de productos agrícolas perjudica a los agricultores de la UE.

Aprobado en un tiempo récord por los legisladores de la UE tras la invasión rusa en curso, el actual régimen temporal de liberalización del comercio de un año de duración – que implica la suspensión de aranceles y contingentes sobre las importaciones agroalimentarias procedentes de Ucrania- se revisará en junio de 2023.

Mientras que casi la mitad de los productos agrícolas de Ucrania se liberalizaron cuando el acuerdo de libre comercio profundo y completo (DCFTA, por sus siglas en inglés) con la UE entró en vigor en 2016, el resto de los productos se sometieron a un periodo transitorio de liberalización comercial que duró hasta mayo de 2023.

En aquel momento, la propuesta sin precedentes de suspender los derechos de importación de todos los productos agrícolas se justificó como crucial tanto para impulsar la economía de Ucrania como para contribuir a la integración gradual del país en el mercado interior de la UE.

Sin embargo, la Comisión ya se está movilizando para reconsiderar este acuerdo en respuesta a la «creciente presión» de los Estados miembros tras el éxito de la iniciativa de los carriles solidarios del Ejecutivo comunitario, según una fuente que se encontraba dentro de una reunión preparatoria el lunes (23 de enero) previa a una reunión de ministros de Agricultura de la UE.

La iniciativa, que se presentó en mayo de 2022 tras la invasión rusa de Ucrania, incluía medidas para ayudar a esta última a exportar productos agrícolas por todas las vías posibles.

Casi un año después del inicio de la guerra, las medidas han dado resultado: En diciembre, se exportó un total de tres millones de toneladas de grano por las vías solidarias, según el ejecutivo de la UE.

Sin embargo, este éxito resultó ser un arma de doble filo, ya que la importante afluencia de grano provocó tensiones en los países vecinos de la UE.

Por ejemplo, en septiembre, los productores de grano rumanos advirtieron de que la entrada de grano ucraniano a través de la iniciativa de las rutas solidarias les estaba llevando a la quiebra, mientras que más recientemente se han oído quejas similares de otros países vecinos como Polonia.

Por ello, según la fuente, las delegaciones de los países vecinos -entre ellos Polonia, Hungría y Rumanía- hicieron hincapié en la necesidad de abordar el impacto negativo de las importaciones ucranianas en los países vecinos y el impacto en la competitividad de sus agricultores, y algunos pidieron compensaciones.

También se mostraron favorables a la idea de reconsiderar el acuerdo aduanero para algunos cereales importados de Ucrania, especialmente en lo que respecta a los controles de las medidas sanitarias y fitosanitarias (MSF), destacando el riesgo potencial de importar granos contaminados.

Aunque el representante de la Comisión subrayó la importancia de los carriles de solidaridad, reconoció que este acuerdo ha supuesto un «reto para nuestros agricultores».

En este sentido, el representante afirmó que el Ejecutivo comunitario debatirá estas cuestiones en las próximas semanas, y añadió que la próxima Cumbre UE-Ucrania, que tendrá lugar el 3 de febrero, será una «oportunidad» para discutir la cooperación y el apoyo de la UE al desgastado país.

No hay unanimidad sobre la reserva para la crisis

Mientras tanto, el representante de la Comisión presente en la reunión aprovechó la oportunidad para sondear las reacciones de los Estados miembros ante la idea de utilizar la reserva de crisis de la Política Agrícola Común (PAC) de la UE para ayudar a los agricultores de países como Polonia o Rumanía, que están luchando contra la afluencia de grano procedente de la vecina Ucrania.

La reserva de crisis es un fondo de 450 millones de euros incluido en el régimen de la PAC que puede utilizarse para financiar medidas excepcionales destinadas a contrarrestar las perturbaciones del mercado que afecten a la producción o la distribución.

La idea ya ha sido por el Comisario de Agricultura de la UE, Janusz Wojciechowski.pero su activación requiere el acuerdo de todos los ministros de Agricultura de la UE.

Según una fuente de la reunión, varios países -entre ellos Finlandia, Letonia, Hungría, Estonia y la República Checa- acogieron favorablemente la activación de la reserva agrícola «lo antes posible». Por su parte, Eslovaquia se mostró abierta a la idea, pero señaló que debía estudiarse con detenimiento.

Sin embargo, otros países manifestaron su oposición a la idea, entre ellos Francia, Países Bajos y Dinamarca, mientras que Italia se mantuvo «escéptica» y Malta expresó su preocupación por que la suma fuera insuficiente para el reto.

Por su parte, losEl representante de la Comisión aconsejó a los Estados miembros que procedieran con cautela, señalando que aún es pronto y que, por lo tanto, los países de la UE deben ser «conscientes y dejar recursos suficientes para el resto del año y posibles problemas».