Los bancos centrales de Europa siempre han sido instituciones aburridas dirigidas por hombres aburridos con trajes de doble botonadura, pero en los últimos 15 años han adquirido fama de intervencionistas.
Tras la crisis financiera de 2008, el Banco Central Europeo (BCE) fue el que más hizo por mantener a las empresas a flote. Cuatro años más tarde, mientras la Comisión Europea y Alemania titubeaban y se retrasaban, el BCE acudió de nuevo al rescate para sofocar la crisis de la deuda de la eurozona.
Más recientemente, mientras los líderes de la UE se disputaban las condiciones del Fondo de Recuperación y Resistencia de 700.000 millones de euros en 2020 y 2021, el BCE aumentó rápidamente sus programas de compra de bonos para mantener el flujo de dinero.
En medio de todo esto, el BCE se ha convertido en una institución bastante política.
Después de Wim Duisenberg y Jean-Claude Trichet, ambos banqueros centrales de la vieja escuela, llegó «Super Mario» Draghi. Su sucesora, Christine Lagarde, también es más política que contable.
Pero con Europa enfrentándose al doble golpe económico de la subida de precios y el estancamiento de los salarios, conocido como estanflación, no hay más conejos monetarios que el BCE pueda sacar fácilmente de la chistera.
El banco no acudirá al rescate esta vez. En su lugar, es probable que aumente los tipos de interés este año (al igual que la Fed en EE.UU.), y la flexibilización cuantitativa de la pandemia llegará a su fin.
Es probable que Lagarde lo confirme tras la reunión del Consejo de Gobierno del jueves, su segunda reunión de política desde que Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero.
Este año ya habría sido suficientemente doloroso para los hogares europeos sin la guerra. Después de derrochar en medidas de apoyo para ayudar a las empresas y a los particulares a sobrevivir a la pandemia del COVID, las subidas de impuestos ya iban a reducir el poder adquisitivo.
La inflación anual en la eurozona se ha disparado hasta el 7,5%, mientras que los precios de la energía han subido un 44,7% anual. Y ni los gobiernos ni el BCE tienen ya ninguna bala de plata.
Los precios de los carburantes se han disparado, y eso sólo para empezar. Varios países, especialmente en el norte de África, informan de la escasez de pan y trigo debido a la interrupción de las exportaciones ucranianas y rusas. ¿Quién sabe cuál será el precio del pan y la pasta dentro de seis meses?
«Europa está entrando en una fase difícil. Nos enfrentaremos, a corto plazo, a una mayor inflación y a un crecimiento más lento», dijo Lagarde la semana pasada.
«Cuanto más dure la guerra, mayores serán los costes».
Aunque los países de la UE, con varias excepciones, han acogido generosamente a los refugiados ucranianos y han prometido hacer lo necesario para armar a Ucrania, el precio final es elevado y aumenta cada día.
Además, la opinión pública es voluble y si, como se espera, millones de europeos se hunden en la pobreza este año, esa generosidad se agotará. Cuando los europeos ya no puedan permitirse repostar sus coches, calentar sus casas y poner comida en sus mesas, van a querer ayuda.
El resumen
Para ayudar a resolver la crisis de los precios de los alimentos, Alemania debe enviar rápidamente ayuda a los países dependientes de las importaciones, pero también cambiar su dieta y consumir menos carne, dijo Nils Annen, secretario de Estado parlamentario del Ministerio de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania, en una entrevista con EURACTIV Alemania.
Tanto Emmanuel Macron como Marine Le Pen, los candidatos clasificados para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas, apoyan la reactivación de la energía nuclear. Sin embargo, difieren en sus ambiciones, estrategias y modus operandi.
La candidata de extrema derecha Marine Le Pen ha desvelado cómo piensa gobernar Francia si gana la segunda vuelta contra el presidente Emmanuel Macron, subrayando que se apoyaría en la «consulta al pueblo» a través de referendos.
Mientras que la ayuda exterior de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) alcanzó máximos históricos en 2021, el análisis de los datos muestra que esto fue alimentado principalmente por la donación de vacunas COVID-19, muchas de las cuales estaban desactualizadas o eran inutilizables.
Un próximo estudio científico, previsto para antes de mayo, evalúa los métodos de detección disponibles para la neumonía Legionella a la luz de los nuevos requisitos de control incluidos en las normas del agua del grifo de la UE recientemente revisadas.
Hablando de salud, no se pierda nuestro resumen sanitario semanal.
Esté atento a…
- Delegación de la subcomisión de defensa del Parlamento Europeo en Georgia.
- El Comisario de Energía, Kadri Simson, se reúne con el embajador de EEUU en la UE.
Las opiniones son del autor.
