Portugal dice que la cuestión de la ciudadanía de Abramovich depende de la investigación

Portugal dijo el jueves (10 de marzo) que no retirará la ciudadanía al propietario del club de fútbol Chelsea, Roman Abramovich, por ahora, porque esa medida no forma parte de las sanciones de la UE contra los oligarcas rusos, pero su estatus de nacionalidad podría cambiar dependiendo del resultado de una investigación.

Gran Bretaña impuso el jueves sanciones a este hombre de 55 años, que tiene la nacionalidad israelí y portuguesa, en una escalada de medidas contra asociados del presidente ruso Vladimir Putin tras la invasión de Ucrania por parte del Kremlin el 24 de febrero.

En un comunicado enviado a Reuters, el Ministerio de Justicia dijo que las sanciones impuestas por Gran Bretaña a Abramovich, de origen ruso, no se aplican fuera del Reino Unido debido a su salida de la Unión Europea.

El bloque, del que forma parte Portugal, no ha impuesto sanciones a Abramovich, pero sí ha incluido en su lista negra a otros supuestos oligarcas. Las sanciones no incluyen la privación de las ciudadanías de los Estados miembros de la UE que poseen.

Abramovich obtuvo la nacionalidad portuguesa en abril de 2021 en virtud de una ley que ofrece la naturalización a los descendientes de los judíos sefardíes que fueron expulsados de la península ibérica durante la Inquisición medieval.

Se conocen pocos antecedentes de judíos sefardíes en Rusia, aunque Abramovich es un apellido común de origen judío asquenazí.

La fiscalía portuguesa abrió en enero una investigación sobre la concesión de la nacionalidad a Abramovich. El jueves, una fuente del gobierno portugués dijo a Reuters que la ciudadanía de Abramovich podría ser retirada en función del resultado de la investigación.

Un portavoz de Abramovich no respondió inmediatamente a una petición de Reuters para que hiciera comentarios.

Joao Paulo Batalha, experto en anticorrupción y vicepresidente del Frente Cívico, una asociación que denuncia las irregularidades en la vida pública, dijo a Reuters que el Gobierno portugués debería aplicar sus propias medidas, independientemente de que la UE acabe añadiendo a Abramovich a su lista de oligarcas sancionados.

“Esta obtusa respuesta del Gobierno portugués indica una flagrante negligencia… con los oscuros intereses de Abramovich”, dijo Batalha.

Dijo que la ciudadanía de Abramovich no debería ser retirada por las sanciones, sino por los “numerosos indicios de fraude asociados al proceso de certificación de supuestos descendientes de sefardíes”.

Batalha, así como otros activistas, comentaristas y políticos, han dicho en repetidas ocasiones que la ley que ofrece la naturalización a los descendientes de judíos sefardíes debe ser revisada, ya que creen que está siendo utilizada por los oligarcas para conseguir un punto de apoyo en la UE.

Las genealogías de los solicitantes son examinadas por expertos en uno de los centros judíos de Portugal, Lisboa u Oporto. El centro de Oporto fue el responsable del proceso de Abramovich. Han negado repetidamente haber actuado mal.

“Es obvio que la ciudadanía de una persona no puede ser retirada así como así… por eso la ciudadanía… es tan deseada y buscada por los oligarcas. Proporciona un alto nivel de protección”, dijo Susana Coroado, presidenta de la rama portuguesa de Transparencia Internacional. “Pero también por eso no se puede ‘vender'”.