Los expertos afirman que una dieta rica en cereales es un salvavidas para los sistemas sanitarios en dificultades

La promoción de una dieta rica en cereales integrales debería desempeñar un papel crucial en las estrategias diseñadas para salvaguardar los sistemas sanitarios en dificultades, han subrayado los expertos, destacando su papel en la prevención de las principales enfermedades no transmisibles.

La pandemia de COVID-19 hizo tambalearse a los sistemas sanitarios mundiales y, entre el aumento de las superbacterias y el envejecimiento de la población, es poco probable que las presiones sobre el sector sanitario disminuyan pronto.

Esto deja un gran interrogante sobre las formas de garantizar la viabilidad económica de los sistemas sanitarios en el futuro.

Para Janne Martikainen, economista de la salud y profesor de farmacoeconomía en la Universidad de Finlandia Oriental, la clave está en hacer más hincapié en las medidas preventivas.

«Si queremos aumentar la sostenibilidad de los sistemas sanitarios a nivel mundial, tenemos que pasar del tratamiento a la prevención, está bastante claro», subrayó en un evento reciente, defendiendo la necesidad de centrarse en un enfoque holístico que tenga en cuenta los verdaderos costes de la asistencia.

Y según los expertos, la respuesta podría estar en parte en nuestra dieta, concretamente en el consumo de cereales integrales.

Los cereales integrales son cualquier tipo de grano que no ha sido refinado y que, en cambio, conserva e incluye el grano entero. Este tipo de granos son más densos en nutrientes que los refinados y ofrecen una serie de beneficios para el medio ambiente y la salud, dijeron los ponentes.

A pesar de las sólidas pruebas que apuntan a los beneficios para la salud de los cereales integrales, su consumo en la UE sigue siendo bajo.

La principal política alimentaria de la UE, la estrategia «de la granja a la mesa», destaca que mientras el consumo de carne roja, azúcares, sal y grasas sigue superando las recomendaciones, el consumo de cereales integrales es «insuficiente».

«Necesitamos una solución para aumentar la sostenibilidad de los sistemas sanitarios, y los cereales integrales son una de las soluciones para ello», dijo Martikainen, subrayando que tienen «un gran potencial para apoyar la sostenibilidad del sistema sanitario».

Esto se debe a que se ha descubierto que el rico valor nutricional de los cereales integrales ayuda a reducir el riesgo de las principales enfermedades no transmisibles, explicaron.

«Según las pruebas que conocemos, cuando aumentamos la ingesta de cereales integrales, podemos reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes de tipo dos y ciertos tipos de cáncer», dijo Martikainen.

Asimismo, Roberto Volpe, investigador médico y representante de la Sociedad Italiana de Prevención Cardiovascular (SIPREC) en la Red Europea del Corazón (EHN), señaló un reciente metaanálisis que concluyó que sólo 50 gramos adicionales por cada 1.000 kilocalorías de cereales integrales al día reducían la mortalidad cardiovascular hasta en un 20% y la mortalidad por cáncer en torno al 12%.

«Sólo con una cucharada de cereales integrales podríamos combatir muchas enfermedades», subrayó.

Por su parte, Kelly LeBlanc, directora de nutrición del Consejo de Granos Enteros, añadió que como los granos enteros son más densos en nutrientes, nos dan un «mayor beneficio nutricional por nuestro dinero.»

Esto es una buena noticia tanto para el medio ambiente como para la salud humana, señaló.

«Así que cuando tratamos de decidir cómo maximizar cada parcela de tierra para obtener el mayor resultado nutricional, dar prioridad a los cereales integrales es una obviedad, ya que nos ayudan a satisfacer mejor nuestras necesidades de nutrientes», concluyó.

Y, gracias al relativo abaratamiento de los cereales integrales, esta es también una solución que funciona a nivel mundial, según Saskia De Pee, analista jefe de ciencia para la alimentación y la nutrición del Programa Mundial de Alimentos (PMA).

Señalando que hasta tres mil millones de personas en todo el mundo no pueden permitirse una dieta saludable, De Pee subrayó que enriquecer los alimentos básicos puede ser una forma rentable y culturalmente apropiada de garantizar que los más pobres del mundo tengan acceso a dietas saludables y diversas.

«Hay algunos ejemplos realmente hermosos en todo el mundo de granos integrales», dijo, citando ejemplos históricos de India y Etiopía y subrayando la necesidad de animar a las comunidades a volver a los patrones de alimentación tradicionales para aumentar el consumo de granos integrales.