Italia planea un paquete de al menos 15.000 millones de euros para reducir los costes energéticos

Italia planea reservar al menos 15.000 millones de euros en su presupuesto de 2023 para suavizar el impacto de los elevados costes de la energía sobre las empresas y las familias, según dijeron el jueves (3 de noviembre) dos fuentes gubernamentales a Reuters.

El Gobierno de derechas de la primera ministra Giorgia Meloni elevará el déficit presupuestario del próximo año al 4,5% del producto interior bruto (PIB), frente al 3,4% previsto en septiembre por el anterior Gobierno de Mario Draghi. Esto liberaría espacio presupuestario para medidas expansivas por valor de unos 21.000 millones de euros.

Los recursos disponibles para apoyar la economía aumentarán si las tendencias actuales conducen a un déficit menor el próximo año que el 3,4% del PIB previsto hace dos meses, dijeron las fuentes.

Roma también pretende recaudar fondos adicionales recortando parte de los casi 9.000 millones de euros destinados en 2023 a un plan de alivio de la pobreza basado en el «salario de los ciudadanos».

La medida se produce mientras la nueva Primera Ministra de Italia, Giorgia Meloni, realizó su primera visita a Bruselas el jueves (3 de noviembre), donde se reunió con los presidentes de la Comisión Europea y del Consejo Europeo, Ursula von der Leyen y Charles Michel.

Pero posiblemente la reunión más importante fue el almuerzo que mantuvo con el Comisario de Economía de la UE, Paolo Gentiloni.

Gentiloni, ex primer ministro italiano, es el encargado de aplicar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE, que limita el déficit público de los países de la eurozona al 3% del PIB. El pacto se suspendió durante la pandemia de COVID-19 y la Comisión decidió aplazar aún más el restablecimiento de la disciplina fiscal hasta 2024 debido a la guerra de Ucrania.

«Quiero dar una señal sobre nuestra voluntad de colaborar con la UE y defender nuestro interés nacional», dijo Meloni a los periodistas el jueves.

Sala fiscal

Las finanzas públicas de Italia han sido este año más fuertes de lo previsto, con unos ingresos por el impuesto sobre el valor añadido y los impuestos especiales impulsados por la alta inflación y el aumento de los precios de la energía. La inflación también ha contribuido a reducir la enorme deuda pública italiana.

La tasa de inflación armonizada de la UE alcanzó el 12,8% en octubre, la cifra más alta desde que se introdujo la serie en 1996.

Todo esto ha dado a Meloni, que asumió el cargo el mes pasado, un valioso margen de maniobra fiscal para expandir la economía, manteniendo la relación entre el déficit y el PIB en una trayectoria descendente en los próximos años.

Al mismo tiempo, las normas fiscales de la Unión Europea siguen suspendidas para ayudar a las economías del bloque a recuperarse de la pandemia del COVID-19.

No obstante, Meloni ya ha dicho que va a dar marcha atrás en algunas de las promesas más ambiciosas de la coalición durante la campaña, como la subida de las pensiones y las fuertes reducciones de impuestos, dedicando la mayor parte de los fondos disponibles a la lucha contra la crisis energética.

Las nuevas estimaciones se publicarán oficialmente el viernes en el Documento Económico y Financiero (DEF) anual del Tesoro. Constituirán el marco preliminar de la ley de presupuestos de 2023, que debe elaborarse y aprobarse antes de finales de este año.