Mientras continúa el debate sobre las posibles pérdidas de productividad debidas a la estrategia “de la granja a la mesa” de la UE, los legisladores siguen divididos sobre las implicaciones de los estudios realizados al respecto.
Según varios estudios, la producción agrícola de la UE podría disminuir si el bloque sigue adelante con su política agrícola y alimentaria estrella, la estrategia “del campo a la mesa” (F2F), que establece medidas y objetivos que representan la visión a largo plazo de la UE para el sector agrícola y alimentario.
Pero varias de sus ambiciones ecológicas, como la reducción del uso de pesticidas y fertilizantes, han suscitado la preocupación por el descenso de la productividad.
“Creo que cada vez está más claro que la estrategia “de la granja a la mesa” se centra en la sostenibilidad, pero tiene el gran problema de que no contempla el panorama general”, dijo el eurodiputado conservador Herbert Dorfmann durante una reciente evento de EURACTIV.
Añadió que es muy necesario, en la UE y fuera de ella, combinar la sostenibilidad con la seguridad alimentaria.
Un estudio publicado por la Universidad holandesa de Wageningen concluyó que el objetivo de reducción de plaguicidas de la estrategia provocaría un descenso del 9% en la producción de cultivos y un aumento del 8% en los precios.
Las partes interesadas en la agricultura también han dado la voz de alarma en repetidas ocasiones sobre los descensos previstos, advirtiendo de las repercusiones en los ingresos de los agricultores, el comercio y los precios al consumo.
Según Diana Lenzi, presidenta del Consejo Europeo de Jóvenes Agricultores (CEJA), la transición sostenible no plantea sólo un problema productivo, sino social, ya que es importante informar a los consumidores de lo que está cambiando en el sistema de producción.
“Hay que explicar a los consumidores […] por qué, por ejemplo, habrá probablemente un mayor coste, por qué no podemos permitirnos ser como agricultores siempre el elemento escorado de la cadena de valor, cuando se trata de obtener beneficios”, dijo durante el evento.
En un declaración conjunta publicada a finales de enero, 19 asociaciones agroalimentarias de la UE pidieron un marco regulador adecuado y equilibrado para el sector agroalimentario europeo, con la innovación como motor clave de la estrategia F2F.
En la declaración, las organizaciones reconocen que la innovación podría contribuir de forma clave a alcanzar los objetivos de la transición sostenible sin afectar a la producción.
Sin embargo, “la innovación no puede producirse sin el apoyo legislativo y financiero necesario”, dice la declaración.
El coste de la inacción
Algunos legisladores europeos siguen divididos sobre las implicaciones de las investigaciones publicadas hasta ahora sobre el impacto del F2F en la producción, y algunos cuestionan la independencia de los estudios.
En una audiencia conjunta con las comisiones de Agricultura (AGRI) y Medio Ambiente (ENVI) del Parlamento Europeo celebrada el 25 de enero, los investigadores que participaron en estos estudios tuvieron la oportunidad de presentar sus conclusiones a los eurodiputados.
La eurodiputada luxemburguesa de Los Verdes, Tilly Metz, afirmó que los estudios encargados por grupos de presión o gobiernos de países con importantes sectores agrícolas son “difíciles de tomar en serio”, y añadió que “cientos de estudios independientes” han llegado a conclusiones diferentes.
La legisladora socialista croata Biljana Borzan puso en duda algunos de los supuestos del modelo utilizado por los estudios.
“Si nos atuviéramos a nuestros actuales sistemas alimentarios durante las próximas décadas, seguramente los resultados serían catastróficos”, dijo.
“El coste de la inacción ante el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y el envenenamiento por plaguicidas empequeñecería cualquier pérdida potencial en el marco de la estrategia “de la granja a la mesa”, añadió.
El sentimiento fue compartido por la Directora General Adjunta de Salud, Claire Bury, quien subrayó durante el mencionado evento de EURACTIV que el coste de la inacción es “muy alto” y que “tenemos que sopesarlo en la ecuación”.
Asimismo, el eurodiputado austriaco de Los Verdes, Thomas Waitz, afirmó que el cambio climático es, ante todo, lo que tiene un gran impacto en las comunidades agrícolas europeas.
“Para garantizar nuestra productividad a largo plazo y la seguridad de la producción, tenemos que invertir en medidas medioambientales cuando se trata del cambio climático, del calentamiento global”, subrayó durante el acto.
Una evaluación exhaustiva del impacto
Tassos Haniotis, de la Dirección General de Agricultura de la Comisión (DG AGRI), dijo que los modelos utilizados por la mayoría de los estudios dejaban “cierta incertidumbre” sobre el medio ambiente global, así como sobre el comportamiento de los consumidores. Sin embargo, subrayó que era inevitable “asumir ciertas cosas”.
Contactado por EURACTIV, el recién reelegido presidente de la comisión de AGRI del Parlamento Europeo, Norbert Lins, señalóque se tome en serio esos estudios y que diga que habrá pérdidas en los ingresos de los agricultores.
“Necesitamos ideas sobre cómo arreglar esto”, añadió, y continuó diciendo que, aunque se trate de discutir los detalles, no podemos dejar de lado el debate.
El eurodiputado cristianodemócrata alemán también reiteró la petición de la comisión de agricultura de que la Comisión realice una evaluación de impacto exhaustiva de la estrategia “de la granja a la mesa”, y añadió que la audiencia había “reforzado” los argumentos para que se presenten evaluaciones detalladas de cada acto legislativo.
Aunque el Parlamento de la UE ya había votado a favor de una versión modificada de la estrategia el pasado otoño, la votación sólo expresaba la opinión del organismo y no tenía poder para modificar la estrategia.
Sin embargo, los legisladores tendrán la oportunidad de decidir sobre las propuestas legislativas individuales que la Comisión presentará en el contexto de la política emblemática.